Por fin! Ya estamos de vuelta.
Después de varios días dándole a los pedales sin parar (no literalmente, que había que parar a descansar, coger agua, miccionar, comer...) y de superar cuestas, rampas, caminos, piedras (algunas puestas en sitios incorrectos ¿?), perros, zarzas y un sol de justicia, los dos manchegos en sus raudas bicicletas todoterreno (campo, carretera y hasta ríos) alcanzaron la primera de sus metas: SANTIAGO DE COMPOSTELA.
Fueron 4 días llenos de vivencias, con tramos fáciles (o en bajada, como a mí me gustan, je,je), rampas duras y largas (ya os hablaré de la subida desde Mondoñedo, joer, que larga!), picaduras de bichos (mosquitos y otros que dejan unas ronchas enormes!), carcajadas a dolor, sudor, alguna caída sin importancia,conociendo gente muy agradable. ¡Ah! y también con sus correspondientes degustaciones gastronómicas de la tierra y el mar...
¡Ufff!, es casi imposible en una sola entrada poner todo lo vivido. Pues eso, tras 4 días, y más de 240 kms, alcanzamos el primer objetivo.
Pero no contentos con llegar a la ciudad del Apóstol Santiago, nos encaminamos hacia Finisterre, ¡en una maratoniana etapa de 90 kms!, y eso que según las guías sólo había 76 kms. y, ¿llanos?.
Fue un día largo, con continuas subidas y bajadas (en alguna subida pensé en dejar la bici y subir andando, pero con el calor que hacía, mejor llegar a la cima lo antes posible). Al final alcanzamos el llamado FIN DEL MUNDO, el final del camino de Santiago, y la verdad, mereció la pena: Primero por las fabulosas vistas y...
Segundo por la mariscada de homenaje que nos dimos.
¡NOS LA MERECÍAMOS!
Iré contando poco a poco toda la historia, que es larga, espero no ser pesado
P.D. BUEN CAMINO
¡Ufff!, es casi imposible en una sola entrada poner todo lo vivido. Pues eso, tras 4 días, y más de 240 kms, alcanzamos el primer objetivo.
Pero no contentos con llegar a la ciudad del Apóstol Santiago, nos encaminamos hacia Finisterre, ¡en una maratoniana etapa de 90 kms!, y eso que según las guías sólo había 76 kms. y, ¿llanos?.
Fue un día largo, con continuas subidas y bajadas (en alguna subida pensé en dejar la bici y subir andando, pero con el calor que hacía, mejor llegar a la cima lo antes posible). Al final alcanzamos el llamado FIN DEL MUNDO, el final del camino de Santiago, y la verdad, mereció la pena: Primero por las fabulosas vistas y...
Segundo por la mariscada de homenaje que nos dimos.
¡NOS LA MERECÍAMOS!
Iré contando poco a poco toda la historia, que es larga, espero no ser pesado
P.D. BUEN CAMINO
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